- El 2 de mayo, Día de la Comunidad de Madrid, se conmemora el levantamiento del pueblo madrileño contra el ejército francés
- El conflicto supuso el inicio de la llamada Guerra de la Independencia
España se encuentra sumida en un profundo caos a principios del siglo XIX. La crisis económica y política encabezada por el ministro Manuel Godoy ha acabado por agotar la paciencia del pueblo español, que, espoleado por los rumores de retirada de la familia real ante la cercanía de las tropas francesas, decide cercar el Palacio Real de Aranjuez en lo que posteriormente será conocido como el Motín de Aranjuez que tuvo lugar entre el 17 y el 19 de marzo de 1808.
Visto el cariz que toma la revuelta, el monarca Carlos IV decide abdicar en favor de su hijo Fernando VII, a partir de ese momento conocido como El Deseado. Sin embargo, la paz no llegará al país, ya que el Napoleón Bonaparte tendrá otros planes para la Corona Española. Tras la abdicación del rey, el proclamado emperador francés decide enviar cuanto antes a la capital de España al mariscal Murat, comenzando una serie de tramas que acabarán con la Familia Real enfrentada en Bayona ante la mirada complaciente de Bonaparte.
Sin embargo, la población madrileña sospecha de las intenciones de los franceses, cuyas tropas fueron recibidas con todos los honores a su llegada a la ciudad, pero que con el paso de los días fueron fruto de hostilidades que estallarían por los aires el 2 de mayo de 1808. Ese era el día previsto para que los infantes Francisco de Paula y María Luisa fueran trasladados a Bayona junto al resto de la monarquía española, un viaje que no era del agrado de los madrileños.
Así, con los carruajes preparados, a las puertas del Palacio Real se congregó una multitud enfervorecida que se negaba a dejar salir a los hijos de Carlos IV hacia Francia al grito de «¡Muerte a los franceses!» o «¡Traición!». Las tropas del mariscal Murat intentaron sofocar la revuelta sin más preámbulo, pero la mecha ya estaba encendida.
Desde todas partes de la ciudad los franceses son atacados por la ciudadanía, ya sea con macetas, con navajas, palos o cualquier objeto a mano. El escenario más cruento tuvo lugar en la Puerta del Sol, donde se concentran todos los sublevados, que, a excepción del cuartel de Monteleón (actual Plaza del 2 de Mayo), no reciben ayuda de ningún contingente de las tropas españolas.
Finalmente la revuelta es sofocada por los franceses, que por orden de su mariscal comienzan a fusilar a los prisioneros en unas represalias que se alargarán durante varios días. Entre todas las víctimas destaca un nombre, el de Manuela Malasaña. Con 17 años la joven costurera fue asesinada por los invasores por motivos que aún no han logrado llegar a consenso. Mientras que unos dicen que fue alcanzada por un disparo mientras luchaba contra los franceses, otros afirman que se defendió con unas tijeras cuando varios soldados intentaban forzarla. Una cosa está clara: su nombre sigue siendo baluarte de la defensa de Madrid contra las tropas invasoras.
A pesar del trágico final, el levantamiento del 2 de mayo supuso el comienzo de la llamada Guerra de la Independencia, una sangrienta historia que acabaría seis años después con la salida definitiva de las tropas francesas y la coronación de Fernando VII. Pero esa historia ya la contaremos en otra ocasión.