- En Madrid, a 56 kilómetros de la capital y a una altura de 1.214 metros, se encuentra el municipio de Cercedilla
- El pueblo, que triplica sus habitantes en períodos vacacionales, debe su popularidad a una variada oferta turística, tanto en el ámbito activo, como histórico y gastronómico
Una de las claves del éxito y de la belleza de Cercedilla es su localización geográfica, pues vive en pleno epicentro de la Sierra de Guadarrama, regalando postales únicas en la temporada invernal y refrescando la temperatura cuando el astro solar aprieta en el verano.
Esa misma orografía es la que posibilita un amplio abanico de espacios naturales a recorrer, generalmente marcados por senderos que limitan los prados verdes. El turismo activo, de la mano del rural, se postula de forma destacada gracias a espacios protegidos, como el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, protector ambiental de laderas, cumbres y bosques de la Comunidad de Madrid.
Las rutas son un habitual en Cercedilla y una actividad recurrente, pues a través de las mismas se conecta con la naturaleza y, también, con la historia del lugar. El Valle de la Fuentefría es el gran protagonista en este sentido, pues en torno a él giran numerosas sendas. El Camino Schmid es de las más populares, pues sirve de nexo entre el Puerto de Navacerrada y el propio Valle de Fuentefría, regalando una panorámica general de los Pinares de Valsaín.
Mención desglosada merece también la Calzada Romana, nexo entre Madrid y Segovia, con 4 kilómetros de recorrido, a través de los cuales se pueden conocer diferentes especies vegetales protegidas como los serbales y los tejos.
Por otro lado, Cercedilla también se cita con la historia y lo hace a través de sus múltiples rincones, llenos de magia, encanto y leyendas. Hablamos de un patrimonio histórico–monumental inagotable.
En este sentido se antoja de visita obligada la iglesia parroquial de San Sebastián, situada a la cabeza del casco antiguo y de origen románico tardío. La Ermita de Santa María, a su amparo, también te espera y lo hace desde el siglo XVII.
Otros puntos de referencia para conocer las tradiciones de Cercedilla, son el Lavadero y su reconocida Fábrica de la Luz. El primero, construido en 1945, fue punto de encuentro entre vecinos, pues gran parte de la actividad laboral del municipio hasta los años 60 se desarrollaba en el mismo. Tras la reforma de 2005, hoy es epicentro como sala de exposiciones y también, como centro multiusos.
Por su parte, la Fábrica de la Luz, se apagó, pero hoy vuelve a funcionar y lo hace además como lugar declarado Bien de Interés Cultural.
Y para refrescarse, Cercedilla cuenta con una variada colección de fuentes. De alto valor cultural, se encuentran tanto en el casco urbano, como en caminos, siendo algunas de las más destacadas la Fuente del Bolo o la de Tomillar.
No todo termina aquí. Si hablamos de comer, la gastronomía es un rasgo muy característico y distintivo de Cercedilla. Lo es hasta el punto de contar con una “Semana de la Gastronomía”, con actividades paralelas como la “Corta de troncos” o el “Día del Gabarrero”.
Visitar Cercedilla es despertar los sentidos del paladar con la mejor carne de vacuno, preparada a base de calderetas y asados. También hay pescado, con las truchas que habitan en los ríos de la zona. Y para el postre, una rica repostería.
Pero todo lo escrito hasta ahora quedaría en nada si no acertamos con el alojamiento. En este sentido, las casas y hoteles rurales son la mejor opción, pues sus características se amoldan perfectamente a la tranquilidad que transmite el lugar.
Y por último, soslayar no solo la riqueza de Cercedilla, sino de todo su entorno, en el cual se congregan varios lugares de remarcada tradición turística, como es el caso de Navacerrada, con su embalse, Guadarrama y su Parque Nacional o El Escorial. Sin duda, lugares que definen el mejor de los paraísos naturales a escasos minutos de la capital.
